Un lugar y un momento,
todo unido en una misma danza. Tus ojos, tu cintura… Ojos inocentes y
suplicantes que suplican que los entienda. Ese lugar y aquel momento. Una
puerta detrás de nosotros, tierra en los pies y abrazos eternos. A ojos de un
balcón de hierro frío. No importa lo que hay allí abajo. Me importa no bajar
las escaleras para volver al camino. Soltarte es dejarte ir; alejarte de mí
mientras marchas allá donde duermes. Ya no importa. Ahora es mi yo suplicante
el que canta el recuerdo del suplicio. Bajar al mismo tiempo y mirar atrás.
Verte desaparecer tras las verjas de aquella esquina y desviar mi mirada al
asfalto. Dejarte ir. Manos, último suspiro… y mañana será otro día.
Escritos.Poesías. "Para enmendar una indiferencia natural, me situaron a media distancia entre la miseria y el Sol." Albert Camus.
miércoles, 28 de octubre de 2015
sábado, 24 de octubre de 2015
Agonías y Maravillas. Parte 9.
Todo tiene escrito su
destino y estoy en busca de sorpresas. Ojos cansados tras un verde sincero.
Carisma trágico y besos complacientes y rebeldes. Ahí es donde la vuelta de más
se nota; es entonces cuando se abren las alas y hacen frente al humo que nos
invade. La sonrisa es el son del alma o eso dicen. Las palabras ya son pasado y
los hechos ingénitos. Ser débil ante la persona que se siente débil y te
necesita. Tú necesitas que el mundo beba contigo, te acompañe cada noche y
duerma contigo. Porque todo tiene escrito su destino…
domingo, 18 de octubre de 2015
Agonías y Maravillas. Parte 8.
Siento deseos del brillo
de ese amor gaseoso e intangible pero que está ahí. El corazón en un puño. Los
ojos frente al filo del folio, a punto de tocarse para que ambos sangren letras
recordando así que ambos pueden sangrar. Penas que guardan cada falange y
jaulas para aquellas fobias de aquellos que escriben. Efímera pluma que gotea
pasado, recuerdos y canciones que es mejor no escuchar…
lunes, 12 de octubre de 2015
Agonías y Maravillas. Parte 7.
Morimos con cada palabra
y ventilamos nuestras lenguas. Un estado emocional que defina mi suelo para así
palpar el aire de aquel horizonte; de aquella página escrita a fuego en mis
ojos. Me vuelve loco la idea de pensar en el olvido de todo lo que ha pasado.
Si me asomo en el espejo aún me pongo nervioso y vuelvo a soplar la silueta de
tu nariz. Un beso sería la divina condena. Los años pasan para los soñadores y
las horas pasan para la gente como yo. Bendigo el mundo en el que habito.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)