miércoles, 28 de octubre de 2015

Agonías y Maravillas. Final.

Un lugar y un momento, todo unido en una misma danza. Tus ojos, tu cintura… Ojos inocentes y suplicantes que suplican que los entienda. Ese lugar y aquel momento. Una puerta detrás de nosotros, tierra en los pies y abrazos eternos. A ojos de un balcón de hierro frío. No importa lo que hay allí abajo. Me importa no bajar las escaleras para volver al camino. Soltarte es dejarte ir; alejarte de mí mientras marchas allá donde duermes. Ya no importa. Ahora es mi yo suplicante el que canta el recuerdo del suplicio. Bajar al mismo tiempo y mirar atrás. Verte desaparecer tras las verjas de aquella esquina y desviar mi mirada al asfalto. Dejarte ir. Manos, último suspiro… y mañana será otro día.

sábado, 24 de octubre de 2015

Agonías y Maravillas. Parte 9.

Todo tiene escrito su destino y estoy en busca de sorpresas. Ojos cansados tras un verde sincero. Carisma trágico y besos complacientes y rebeldes. Ahí es donde la vuelta de más se nota; es entonces cuando se abren las alas y hacen frente al humo que nos invade. La sonrisa es el son del alma o eso dicen. Las palabras ya son pasado y los hechos ingénitos. Ser débil ante la persona que se siente débil y te necesita. Tú necesitas que el mundo beba contigo, te acompañe cada noche y duerma contigo. Porque todo tiene escrito su destino…

domingo, 18 de octubre de 2015

Agonías y Maravillas. Parte 8.

Siento deseos del brillo de ese amor gaseoso e intangible pero que está ahí. El corazón en un puño. Los ojos frente al filo del folio, a punto de tocarse para que ambos sangren letras recordando así que ambos pueden sangrar. Penas que guardan cada falange y jaulas para aquellas fobias de aquellos que escriben. Efímera pluma que gotea pasado, recuerdos y canciones que es mejor no escuchar…

lunes, 12 de octubre de 2015

Agonías y Maravillas. Parte 7.

Morimos con cada palabra y ventilamos nuestras lenguas. Un estado emocional que defina mi suelo para así palpar el aire de aquel horizonte; de aquella página escrita a fuego en mis ojos. Me vuelve loco la idea de pensar en el olvido de todo lo que ha pasado. Si me asomo en el espejo aún me pongo nervioso y vuelvo a soplar la silueta de tu nariz. Un beso sería la divina condena. Los años pasan para los soñadores y las horas pasan para la gente como yo. Bendigo el mundo en el que habito.