sábado, 15 de septiembre de 2018

Diarema X: Esto es todo.

Me tendrías que ver hace un rato, guapa, sin saber qué escribir. Ni siquiera ahora lo tengo claro. No te escribo a ti, escribo para mí, por fin. Bueno, nada de por fin, hay que ser realistas. La poesía estaba bien. Tus besos también estaban bien, pero no me puedo quejar. Nunca lo hice ni lo he hecho. Complejo de no quejarse. El que me conoce sabe que eso no es cierto. Pero verás, esto es así, me quejo de estupideces, de toda clase. Me enfado porque tiré el móvil contra la cama y ojo, estoy pensando que acabará rodando y se caerá del otro lado, porque de alguna manera me saldrá mal. Lo haré volcar, yo con mi pensamiento. Pero no soy para tanto, a veces pasa a veces no, pero cuando pasa, me encolero con facilidad. No sé quién soy. O sea yo sí, ¿pero alguien de vosotros? No os culpo, a nadie, ni siquiera a ti, ni a ti, guapa. Me refiero a alguien, pero es para mí, ¿ves? Soy incapaz de ser claro. ¿Me conocéis? Me encantaría poder escribir "¿Me conocés? mirá cómo escribe así y asá, guacho, no seas más feliz de lo que ya eres, che." sin sentirme culpable, con deseos de pedir disculpas, porque yo no me quejo a ese al que tenga que pedir disculpas. Vivo en la apología de la inanicción. Vaya término, che. Pues me lo acabo de inventar pero he tardado en decidir a ponerla unos 20 valiosos segundos sólo por eso, porque me la he inventado YO. Ya voy buscando la disculpa, el deseo de que sea aceptada y esa palabra sea por fin válida para alguien además de para mí, porque es como un fallito convertido en arte, joder, qué menos que una disculpa. Todo pretensiones, David, todo son cosmovisiones, latigazos literarios y bestias de la poesía, pero vaya en lo que dejas por desear. Porque eres eso, dejadez por desear, en busca de la disculpa, esto es todo.

domingo, 2 de septiembre de 2018

Diarema IX. Los poemas no son nada.

No me apetece en exceso escribir poemas ahora mismo.
Ni siquiera sé ya qué es un poema o qué no.
Lo único que puedo hacer es colocar y espaciar, marcar un
poco, el ritmo.

Qué basura oye. Ahora la prosa me parece más completa.
Creo que en diez años me dará por releer folletos de antros franceses,
por algo que dijo Mallarmé en no sé dónde.

Siempre se me acaban encriptando y crepitando, decapitando, bueno bueno,
un jueguecito de palabras, como Pulgarcito dando citas de Dostoievski con
libros bajo la cama.

Bueno, esa última estuvo mejor.