martes, 9 de febrero de 2021

Este amorío moderno.

 




Los tramposos laberintos de ceniza marrón se fueron con los vientos de las avenidas quietas, por los zaguanes del pueblo antiguo y el tendero que escupe,
vendiendo esas piedras inútiles que nos salvarán de todo mal.
Ningún camino nos salvaría, se dijo, que me acuerdo. 
Ni siquiera al llegar junto a los banquitos, fríos como el demonio.
Una pausita entre tanta bolsa de la compra y tantos porvenires.
Las baratijas te gustaron siempre porque encierran dientes rotos, de tiempos cuerdos, de sonrisas que son mejores que la portada de los libros, de los olores despojados por la habitación de dos locos.

Canción sin vertebrar, ni un poco. 
Al llamar a la noche siempre nos llegaba la mañana.
¡Ahí está ella escondida a plena luz, bajo los focos, con el telón tendido!
Cortina casi amarilla que cae en cascada, resguardando la canción.
Me proclamaste guardián y señor de vanguardia, esculpido con cincel delgado.
Heredo más que sonidos, heredo la sinfonía precisa, entera y por cantar.
Entre la luna; lunares y lunáticos.

lunes, 8 de febrero de 2021

Una despedida.




Te lo advierto desde las entrañas, como una alerta de mentira.
Bien por tu soñar de ponzoña, de ese veneno corrosivo, latente.
Trozos de tela pesados de los que logro beber agua sucia, 
precipitando en ríos bellos el asfalto inabarcable.

La danza ahora está rota, mucho más corta y húmeda.
Erosionando vidas que me agradecen la visita.
Escaso caudal y poco valorado, del grifo que gorgotea al final del pasillo.
Cada gota un planeta que se marcha lentamente por el desagüe, 
vidas válidas para caer en el olvido.

Un chapoteo en la laguna, vestido con el frío que olvidaron otros sentidos aquí.
El sol sienta bien tras llorar y la reserva de sal cae sobre las mejillas heridas.
Fundido en lo dormido, otra vez más el vientre tierno, el corazón borracho y la cabeza envuelta en sedas. Último aviso para subir al tren...


domingo, 7 de febrero de 2021

Los nombres.




El malherido en el combate tiene l
a suerte necesaria, como el error de una flecha mal lanzada. 
El tormento de un solitario y sus consecuencias, dulces compañías eternas en días azules. Salven al pecador y destruyan el pecado. Derrumbemos al infinito, saltémonos la semilla. Quiere estar malherido, tener suerte durante el tormento.

Vivencias necesarias para ser persona. No más que vivir, qué simpleza.
No queda clara tu objeción a vivir, Amarilla vida evocada en mal común, no miremos más.
Provisto de luz y tú arrojas Negro, ¿por qué?

Hojas marchitas y ennegrecidas, siendo una criatura malvada, sin nada más
que amor y odio. 
El baile con el azar. Maravilloso deje vital ininterrumpido que conduce hacia cualquier ente amado. ¿Qué dados he tirado para verlos así?
Todo confluye lo suficiente como para dejar de llamarlo herida.
Eso tiene otro nombre...



martes, 2 de febrero de 2021

Tragaluces.




Esperaba que aquello que palpita siguiera ahí, cuando el tragaluz choque con el cielo de mi paladar. Prefiero saber qué pensaste sobre tus heridas sangrantes, que se mueven entre ese amasijo de huesos.
Tragaluz tapado por la imagen de una cruz al descubierto.
Actores de otro momento. Vínculos de escuela dolida,
grupo formado a base de escombros que ahora forman otra nueva ciudad, bajo el mando de otra garganta.

El mirador ya no ofrece vista porque todos quieren ver, y solo ven lo que anhelan.
Un primer paso y un tercero, para llegar al alcance de cada palpitación, marchitada y cambiada por besos del mundo nuevo; en el paseo, en este mi paseo, que anuncia el veneno y su promesa. 
La mochila cargada de sonrisas que a lo mejor nunca fueron, pero yo pienso que sí;
que en mis bolsillos entonces sólo hallaba lágrimas de una sangre que no era la mía.

Mis pies duran lo que dure este paseo.
Los zapatos duran lo que dure el camino.
Dulce la tierra que piso, que anuncia el veneno y la caída en tu camino.

lunes, 1 de febrero de 2021

Pérdida en el minutero.



El abandono de las ruinas que le proporcionas duelen. Esas sucias y amantes. Fantasmas liquidados entre las piedras. Rodeados de tela de araña, brillante como el sol y blanca como las pequeñas estrellas ancladas en el subsuelo.
Tinieblas densas se despiden y aturdidas se balancean en los matorrales.
Ese jarabe que le diste divierte, nuevos dientes te deleitarán con manjares. Ahora sonríe y vete.
Se funde el dolor en privado, en atentado secreto,
en vida nacida y callada por paredes ciegas; tango perturbado, fundido.
¡Rézale y que te lo dé todo! Rezuma tiempo huido, tiempo escapado.
El que no corre vuela, el que trota nunca llega.