lunes, 8 de febrero de 2021

Una despedida.




Te lo advierto desde las entrañas, como una alerta de mentira.
Bien por tu soñar de ponzoña, de ese veneno corrosivo, latente.
Trozos de tela pesados de los que logro beber agua sucia, 
precipitando en ríos bellos el asfalto inabarcable.

La danza ahora está rota, mucho más corta y húmeda.
Erosionando vidas que me agradecen la visita.
Escaso caudal y poco valorado, del grifo que gorgotea al final del pasillo.
Cada gota un planeta que se marcha lentamente por el desagüe, 
vidas válidas para caer en el olvido.

Un chapoteo en la laguna, vestido con el frío que olvidaron otros sentidos aquí.
El sol sienta bien tras llorar y la reserva de sal cae sobre las mejillas heridas.
Fundido en lo dormido, otra vez más el vientre tierno, el corazón borracho y la cabeza envuelta en sedas. Último aviso para subir al tren...


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